Martes 6 de Mayo de 2014
Galicia es tradicionalmente una comunidad conservadora en sus cuentas: prefiere ahorrar más que gastar. Y cuando toca pagar, lo hace: su ratio de morosidad está por debajo de la media en España. Es por ello un territorio jugoso para la banca porque las aventuras son contadas (aunque algunas sean muy sonadas, como Pescanova). Los últimos datos del Banco de España, después de pasar la mayor reestructuración bancaria de la historia reciente, acentúan esos conceptos. Porque el 2013 se cerró con el mayor volumen de depósitos del que se tiene constancia en las estadísticas. Suman casi 54.000 millones de euros repartidos en cuentas de ahorro, a la vista o a plazo. Son 5.000 millones más en las oficinas bancarias de la comunidad que antes de que estallara la crisis. Un 12 % más en apenas cinco años.
Este aumento es un fenómeno concentrado en un pequeño grupo de comunidades autónomas: Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja y Castilla y León. Toda ellas, con un perfil social y demográfico bastante parecido. En todo caso, entre diciembre del 2008 y enero del 2013 no se da semejante repunte en ninguna otro territorio.
Hay más ahorro en las cuentas corrientes porque, apuntan algunas fuentes financieras, «las familias no tenían un lugar seguro en el que poder invertir ese dinero, y por ello se fue apostando por la cuenta corriente, sin más». «Los clientes acuden a los productos refugio, por baja que sea su rentabilidad, y solo ahora, este 2014, se está empezando a detectar algo más de movimiento hacia la renta variable», añaden esas fuentes. Lo sucedido con la mayor entidad financiera de Galicia es sintomático: NCG Banco (o Novagalicia) ha pasado por una situación realmente dura en los últimos cuatro años -desde la fusión de las dos cajas-, pero su cartera de clientes apenas se ha resentido; y en el último año (cuando se empieza a notar la curva ascendente con fuerza) ha ganado un 4 % más en cuentas de ahorro.
La banca, tradicionalmente, se mueve por este principio: tomar dinero con una mano para prestarlo con la otra. Pero en Galicia hay un notable desequilibrio hacia un lado del fiel. Porque lo de dar sigue en declive. El volumen de dinero prestado a particulares (principalmente hipotecas) y empresas ha caído hasta retroceder a niveles de mediados del 2006. Hay ahora una diferencia de casi 6.000 millones de euros entre pasivo (depósitos) y activo (crédito). Esa desproporción solo se detecta en otras tres autonomías: País Vasco, Asturias y Castilla y León. En cambio, en Baleares, Murcia o Valencia se da la situación inversa, en favor del crédito; son los restos que deja la amarga fiesta del ladrillo de los años pasados. En el caso gallego, no es solo que la banca preste menos, sino que quien ha podido también ha ido cancelando sus préstamos.
La desproporción se advierte con estos dos porcentajes: los gallegos (personas físicas y jurídicas) aportan casi el 5 % de todos los depósitos de España, pero solo reciben el 3,4 % de los créditos. Es el trozo de la tarta más bajo de los últimos 10 años.
(La Voz de Galicia 06/05/2014)
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